O cómo funciona el subconsciente.
Por naturaleza el ser humano necesita economizar sus operaciones mentales. Las acciones más rutinarias tienden a estar gobernadas por ciertos automatismos o atajos (algo realmente interesante para el sector de la publicidad en el punto de venta):
La calidez
La gente se siente segura y feliz en ambientes cálidos, es decir, los minoristas necesitan proporcionar tiendas que son lo suficientemente acogedoras para proporcionar una buena experiencia y un bien ánimo. Que los clientes se sientan bienvenidos y cómodos.
El hábito
Ir de compras a tiendas conocidas ocupa mucha menos energía mental que con productos nuevos o tiendas poco conocidas. De ahí la eficacia, a veces dudosa, de la repetición del nombre de un producto, marca o establecimiento en la publicidad. Ara conseguir familiaridad.
La búsqueda de la aceptación
Los consumidores tienen cierta tendencia a observar los comportamientos de otros y subconscientemente imitarlos. Esto tiene que ver con la necesidad de ser aceptado y la predilección de las personas para definirse a sí mismos de acuerdo a los grupos sociales.
El anclaje
Que tiene que ver con la fijación de la percepción en relación con las expectativas y las primeras experiencias. La primera impresión es la que cuenta. Si en la primera visita la percepción es que somos una opción conveniente por poner el foco en unos buenos precios. Esa percepción posicionará al establecimiento como conveniente durante tiempo.
La disponibilidad
Muchas decisiones de compra se toman en función de lo disponible que parece un producto y aquí influye mucho la publicidad. Los consumidores asumen de manera general que las marcas que primero recuerdan son las más importantes y significativas, las mejores. Esto explica la importancia de crear una fuerte historia en torno a un producto o tienda para hacerlo fácil de recordar.
El esfuerzo mental
Es cierto que web facilita que los compradores investiguen los productos de su interés pero la mayoría de la gente no quiere pasar más tiempo de lo necesario sobre las compras rutinarias y a ese respecto casi prefieren una ignorancia relativa. El cerebro busca constantemente maneras de no gastar la energía y sus recursos y en ese sentido suele buscar el camino más fácil.